Cáritas Diocesana, al servicio de los pobres.

Cáritas Diocesana de Valladolid celebró el 27 de abril de 2019 la Asamblea Diocesana anual en la localidad de Villagarcía de Campos con el lema «Hacia una Cáritas animadora de la caridad en la comunidad cristiana».

En el trascurso de la misma, Carolina, Beatriz y Santos, comprometidos a través del voluntariado de Cáritas Diocesana de Valladolid, compartieron cómo se están haciendo vida en pequeñas y sencillas acciones las propuestas de la Instrucción Pastoral «Iglesia, servidora de los pobres».

Carolina. Recuperando la dignidad de ser mujer.

Mi nombre es Carolina Rojas, soy voluntaria de Cáritas desde octubre del año 2016 y desarrollo mi actividad en una acción con mujer en el Arciprestazgo Sur.
Estoy animando el grupo Confianza junto con la trabajadora social de la zona, Encarna. Este grupo está formado en su totalidad por mujeres que es el único requisito para formar parte de él.
Actualmente el grupo lo forman 7 mujeres españolas y extranjeras, cuyas confesiones religiosas son católica y musulmana.

El grupo Confianza tiene como objetivo principal: “Proporcionar a las mujeres integrantes un lugar de encuentro en el que se sientan acogidas y acompañadas”.
El trabajo que realizo con estas personas es, básicamente, de acompañamiento personal.
Tratamos temas que pueden ayudarlas a conocerse mejor a sí mismas, que las ayudan a identificar el cómo se sienten en determinados momentos o ante una u otra circunstancia. Se pretende mejorar su percepción del mundo en general y de su mundo particular y personal.
También se les ha proporcionado alguna herramienta que puede facilitar su incorporación a cualquier grupo, trabajando sus habilidades sociales.
En definitiva y fundamentalmente, nuestra preocupación y trabajo se centra en ellas como personas, como mujeres únicas y valiosas a las que debemos cuidar y mimar.

¿Cómo, a través de nuestra acción, estamos haciendo realidad alguna de las claves de las propuestas de «Iglesia, servidora de los pobres»? De las ocho propuestas que expone el documento, al grupo Confianza podemos centrarlo en las siguientes:
“Profundizar en la dimensión evangelizadora de la caridad y de la acción social”
El grupo Confianza está formado por mujeres que necesitan ayuda, pero más que económica, una ayuda que les permita superar las dificultades diarias a las que deben enfrentarse y que hacen que ellas sean las grandes olvidadas de la familia.
Son las cuidadoras, las amas de casa, las esposas, las educadoras, están atentas a todo, salvo a ellas mismas. No tienen tiempo de preguntarse lo que sienten, cómo están, lo que necesitan… más allá de lo económico. Cómo está su estado de ánimo, cómo se sienten con ellas mismas, cómo se sienten con respecto a su familia y amigos, qué les pasa…
Evangelizar es proclamar el mensaje de Jesús, pero no solo eso. La acción social en favor de los demás es una forma de evangelizar con el ejemplo y de transmitir los valores cristianos. A través de esta acción, y dadas las características de las participantes que hace que la evangelización explicita sea difícil, esta es la mejor forma de acercarnos a los más necesitados como lo hizo el propio Jesús que no echaba sermones a los que curaba, les curaba simplemente.
• “Promover el desarrollo integral de la persona y afrontar las raíces de las pobrezas”
Una vez que están cubiertas las necesidades básicas de una persona comienzan a surgir otras, esas son las necesidades que pretende cubrir el grupo Confianza.
Las necesidades de comunicación con otras personas y de conocer otras realidades que ayuden a comprender la propia; la necesidad de disfrutar y de sonreír sin otro objetivo que el de ser feliz en un momento determinado; de conocer aquello que no tienen a su alcance y a lo que tienen tanto derecho como todos.
La pobreza no es solo carecer de dinero, sino carecer de expectativas y de sueños. También es pobre quien no se valora, quien no se siente escuchado e importante.
En el grupo tienen voz y pueden hablar de aquello que les preocupa o les interesa, tienen libertad para expresar sus opiniones y sentimientos, importa lo que cada una de ellas expresa. El grupo se enriquece y madura con la participación de cada una de sus integrantes.
En el grupo Confianza creemos en las mujeres y queremos que ellas crean en sí mismas y que se valoren y que se quieran.
• “Defender la vida y la familia como bienes sociales fundamentales”
Como señala el documento, asistimos y acompañamos a las mujeres que atraviesan situaciones familiares y sociales de gran dificultad. El grupo es un refugio y un lugar en el que encuentran cariño y preocupación, además del afecto.
• “Economía de comunión»
En el grupo Confianza intentamos llevar una economía de comunión, compartiendo lo que tenemos. Nos hemos organizado por parejas para llevar dulces y preparar el café. Ahora las aportaciones son de las propias integrantes del grupo, de hecho han llegado dulces típicos de sus países de origen.
También nos preocupamos del reciclaje y cambiamos los vasos de plástico por tazas personalizadas.

Beatriz. Acogida desde la comunidad parroquial

Me llamo Beatriz Gila, y soy voluntaria en la Cáritas Parroquial de San Fernando

Participo principalmente en cuatro acciones voluntarias que se realizan en la parroquia:

  • La acogida, valoración y seguimiento de las personas que acuden a la Cáritas Parroquial.
  • La gestión administrativa de las solicitudes de ayudas (la documentación del Banco de alimentos, el FEAD, subvenciones, et.)
  • El proyecto «Aprendo contigo» de apoyo escolar y acompañamiento a niños y adolescentes (hasta 15 años) con dificultades sociales.
  • Las actividades con los mayores

De las propuestas de «Iglesia, servidora de los pobres» me he centrado en el apoyo en la fuerza transformadora de la evangelización.

Desde la acogida y el seguimiento buscamos hacer que éste sea activo y tenga una continuidad, integrando a la persona o familia en la comunidad, invitándola y haciéndola partícipe en alguna actividad parroquial (por ejemplo, formado parte del coro).
Para ello intentamos hacer que se sientan en su casa y que sean el centro de nuestra acción. Pretendemos que tengan en la comunidad un lugar de encuentro con los hermanos.
Con el proyecto de infancia y juventud ofrecemos propuestas de seguimiento familiar y acompañamiento. Desde la cercanía, la escucha, damos pasos para intentar que los niños puedan también recibir formación e iniciar un proceso en la Fe cristiana cuando vemos que la familia tiene inquietudes y están receptivas.
Hemos dado pasos en esta dirección. Ha habido niños que han recibido el sacramento del Bautismo, Comunión y Confirmación respectivamente. También nos hemos dejado evangelizar por ellos.
Con todo ello queremos que los niños y jóvenes vivan el encuentro con los hermanos y con el Señor.
A las personas mayores se les ofrece, en primer lugar, un lugar de encuentro y un tiempo para compartir experiencias, a través de los talleres de memoria y de psicomotricidad. Y con el proyecto “Crecer en casa”, se pretende dar acompañamiento más personal y cercano realizando visitas al domicilio de la persona mayor.

Santos. Acompañando a privados de libertad

Soy Santos Paunero y realizo mi voluntariado en el Centro Penitenciario de Villanubla

Acompañamos  a un grupo de privados de libertad, en torno a 12-15 personas con delitos relacionados con la drogodependencia.
Semanalmente hacemos terapias con el objetivo inicial de ayudarles a hacer más llevadera su difícil situación actual, para posteriormente poder trabajar, con dinámicas participativas grupales,  aquellas carencias que han podido generar los errores cometidos en la vida y que les ha conducido a esta situación, así como ayudarles a desarrollar habilidades que les permitan una mejor relación con sus entornos, la sociedad y ellos mismos en el momento de su libertad.

La relación de estas acciones con las propuestas de “Iglesia, servidora de los pobres” es clara y patente en nuestro día a día de voluntariado. Con la base de un compromiso social planificamos acciones tendentes al desarrollo integral de las personas, afrontando las raíces de su situación.
Sin ningún prejuicio previo por nuestra parte relacionado con el delito cometido o los años de prisión pendientes de cumplir, nos relacionamos con la “Persona”, Persona que aunque esté en prisión, no es un delincuente, sino alguien que puntualmente ha cometido un delito.
Con una población reclusa tan diversa en países de origen, razas, culturas y religiones, en muchos casos estigmatizada por la sociedad y normalmente con una baja autoestima, tratamos de hacer grupo, hacer “comunidad”,  para que el “grupo de Cáritas” (como ellos lo definen) sea como una “pequeña isla” que les alivie de su dolor,  dado que el mero hecho de acompañarles, escucharles y que se sientan importantes para alguien, ya es terapéutico y genera espacios para indagar en los orígenes de sus problemáticas.
Son conscientes de que han cometido errores y viven una situación difícil,  incluso límite, en sus vidas, pero desde el momento en que la aceptan tal como es,  cuando saben que hay otras alternativas mejores y quieren trabajar para conseguirlas, nos abren la puerta para profundizar en sus necesidades y poder trabajarlas en nuestras dinámicas.
Autoconocimiento, autoestima, capacidad de escucha, empatía, control de impulsos, aflorar potencialidades propias, etc. son necesidades recurrentes que trabajamos en las sesiones, con el objetivo de que puedan aprovechar su estancia en prisión y salir de ella fortalecidos como persona y más preparados para la tampoco fácil vida detrás de las rejas.