Primer principio del Decálogo Verde de la Campaña "Si cuidas el planeta, combates la pobreza", que inspirado en la Encíclica " Laudato Si' " resume los retos fundamentales a los que nos enfrentamos y que se aborda a través de la reflexión, la oración, el testimonio de los empobrecidos, los compromisos personales y propuestas de acciones para los meses de septiembre y octubre.
El ser humano nació en una tierra provista de condiciones para proporcionarle sustento y posibilidades de crecimiento. Durante largo tiempo ha vivido en una armonía y encaje a veces dramático con la tierra que habita. En ella ha crecido y se ha desarrollado compartiéndola con todos los seres vivos, venerando agradecido a la Madre Tierra y adorando a Dios Creador.
Hasta no hace demasiado tiempo, la armonía con el entorno, con la naturaleza, se ha mantenido en un equilibrio no exento de tensiones y violencias, pero este equilibrio se ha roto y el hombre, en su ir haciéndose mayor, ha olvidado que no es propietario de la tierra, ha comenzado a ver su sola capacidad y, actuando en un espejismo de poder, ha comenzado a explotarla sin medida ni control; en su afán de dominio y de poder ha abusado no sólo de la tierra sino de todo lo que contiene, incluidos los propios seres humanos que la habitan, sus hermanos, y así nos damos cuenta ahora que "entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra" (LS 2).
Esta conciencia, que despierta y surge ya como un clamor y que nos interroga -"¿dónde está tu hermano?", ¿qué has hecho, que estás haciendo con la tierra que puse a tu cuidado?-, aparece como el grito, la voz de Dios que nos llama de nuevo para que recuperemos memoria del mandato cuidarás de la tierra y cuidarás de tu hermano.
Siguiendo la voz de la encíclica Laudato Si´ del papa Francisco, que recoge y nos comunica ese clamor, comencemos ahora, hoy, el recorrido que nos hemos propuesto para recuperar el equilibrio y la armonía perdida, respondiendo al primer mandato del decálogo, "Apoyarás la causa de los pobres", que es como el hito de partida en el camino que hemos de recorrer. Este mandato nos dice que aprendamos a reconocer a los pobres, quiénes son, que les preguntemos "¿cómo vives, dónde vives?" para poder escucharles "venid y veréis" (Jn 1, 39).