Manifiesto del Día Internacional del Voluntariado

“Ustedes marcan el paso para que la Iglesia esté cada día en el mundo… Ustedes son las mismas manos de Jesús en el mundo.  Su testimonio ayuda a cambiar el curso de la vida de muchas personas, de muchas familias y de muchas comunidades. Su testimonio les ayuda a cambiar el curso de su propio corazón”.
Papa Francisco

Del mensaje a la Asamblea General de Cáritas Internationalis, mayo 2015

En el Día del Voluntariado, Cáritas quiere dar las gracias a tantas personas comprometidas que se dan a sí mismas para ayudar a los demás. Personas que ponen su granito de arena para mejorar el mundo en el que viven. Personas que no quedan indiferentes ante el sufrimiento de su prójimo y se movilizan, se implican, se ponen manos a la obra.
En estos tiempos donde hay tantas situaciones injustas que provocan pobreza, exclusión y vulneración de Derechos, queremos reconocer la entrega de tantas personas que, desde su opción de voluntariado, están siendo LUZ DE ESPERANZA con su solidaridad, gratuidad, fraternidad y compromiso.
Y es que para el voluntario de Cáritas, comprometerse, es un modo de ser, de relacionarse, de entender la vida y compartirla creando fraternidad. Para el voluntario de Cáritas, la solidaridad no es un sentimiento de vaga compasión o de superficial ternura hacia los males de tantas personas cercanas y lejanas, al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse en el bien común.
El voluntariado está llamado a seguir en el empeño de CREAR ESPACIOS DE HUMANIDAD y DE ENCUENTRO, donde las personas excluidas, empobrecidas, heridas, olvidadas… se sientan en FAMILIA, ACOGIDOS, ESCUCHADOS, SIENTAN QUE SON IMPORTANTES PARA ALGUIEN.
Cáritas agradece y pone en valor el que los voluntarios tomen partido en la historia de la humanidad y se conviertan en agentes de cambio capaces de poner a la persona, en el centro de nuestra mirada, palabra y acción. Y como desde su compromiso toman postura ante la realidad de tantas personas empobrecidas
Si vivimos entregados a este compromiso de mejorar la vida de los que están caídos en nuestro entorno, estaremos contribuyendo a mejorar este mundo. Estaremos haciendo posible un “cielo nuevo y una tierra nueva donde habite la justicia” (2P 3, 13).

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