SALUDA

Esta memoria es memoria agradecida por tantas personas que, de una u otra manera, han hecho posible la labor de Cáritas Diocesana de Valladolid durante el año 2021. En ella damos cuenta de nuestro compromiso con las personas y de nuestra fidelidad como valor de nuestra acción que permanece en el tiempo más allá de los resultados, dando testimonio desde las personas que acompañamos y desde los agentes que forman parte de Cáritas.

Queremos poner en valor nuestro principio fundamental, el amor por los demás como propuesta de vida que tiene su origen en el Evangelio de Jesús, un compromiso con todo lo que más nos importa: las personas más frágiles y vulnerables; nuestra casa común y su cuidado y preservación; y la justicia y los derechos humanos para conducir nuestras relaciones y bienestar común.

Queremos hacer visible ese amor por las personas que sostiene nuestra opción preferencial por los más pobres y excluidos de la sociedad. Nuestra labor sociocaritativa tiene su fundamento en este valor de amor incondicional, y se refleja en una forma de ser y estar junto a los pobres y caminar con ellos, defendiendo y luchando por sus derechos y su dignidad, y acompañando sus procesos vitales de forma integral, para que vayan recuperando el protagonismo de sus vidas como ciudadanos de plenos derechos.

Esta memoria habla también de la vulnerabilidad de los agentes de Cáritas. La pandemia nos ha hecho conscientes de nuestra fragilidad, y ha hecho que pongamos el foco en la importancia del cuidado y del autocuidado de las personas que formamos parte de Cáritas. La labor del equipo de atención psicológica y emocional y la recuperación de los espacios formativos y de encuentro han sido muy importantes para saber cómo (nos) estamos cuidando y abrir nuevos caminos de cuidados compartidos.

Hemos recuperado la actividad que teníamos antes de la pandemia, incorporando algunos aprendizajes que la mejoran. Muchos de ellos tienen que ver con el acompañamiento a los participantes de nuestros programas, a las personas y familias en situación de vulnerabilidad y, especialmente, a las personas sin hogar.

Podemos decir, además, que contamos con una participación estructurada en torno al proyecto de Cáritas Joven y con un voluntariado juvenil comprometido e implicado en diferentes programas: infancia, adolescencia y juventud; mayores; personas sin hogar; mujer; comunicación… Un proyecto que durante el año 2021 se ha ido consolidando.

SOMOS LO QUE DAMOS. SOMOS AMOR

Las entidades sociales nos volcamos en los demás. Nos desvivimos por llegar a todo. Queremos pensar que no tenemos límites. Cuando pensamos en los proyectos y programas que desarrollamos somos capaces de medir el impacto que va a tener en las personas participantes cada una de las acciones programadas. Presupuestamos el coste económico ajustando el gasto al céntimo. Pero el papel, que lo aguanta todo, se deja en los márgenes la huella emocional que deja en los agentes ese trabajo… No queremos que sea así en Cáritas. Con esta memoria, queremos decir que eso no es cierto: en los márgenes hay semillas preciosas de testimonios de hombres y mujeres tocados por la vulnerabilidad esperando una pregunta que rompa el silencio que impone la norma de parecer fuerte e imperturbable ante la realidad. La mal entendida frialdad del profesional. Entonces, cuando se produce el encuentro de la palabra pronunciada y luego escuchada, acogida, entendida, comprendida, la palabra vuelve al emisor pero ahora reparada, sanada, revitalizada y con horizonte.

Esta memoria quiere ser semilla de amor incondicional hecho realidad en el acompañamiento integral de procesos vitales, para que las personas (de las que hablamos en estas páginas) puedan recuperar el protagonismo de sus vidas. Esta memoria quiere ser, también, relato agradecido por el amor que todas las personas de Cáritas han puesto y ponen al servicio de los más vulnerables, un amor que hace posible la construcción de una comunidad que sueña y que cuida.