A menos de dos metros de distancia

Nosotros somos de abrazos, aunque sean de esos casi sin sustancia, los de las palmaditas; pero somos de abrazos.

En el Programa de Infancia, Adolescencia y Juventud, de todos los sentidos, el nuestro es el del tacto, el único que junto al de la escucha, está en todo el cuerpo. Y está en el contacto de dos mejillas, de dos manos, de dos puños… de dos corazones.

Foto de archivo

Así que todo esto lo vivimos de una forma difícil… pero con ilusión y con cinco palabras, como cinco tortazos, como cinco caricias, que significan cinco propuestas:

  • Certeza: cada chaval es cada chaval y cada chavala es cada chavala, y nosotros seguimos estando ahí, caminando a su lado, porque sus preocupaciones son las nuestras,  porque sus esperanzas también son las nuestras, y porque tienen que seguir sintiendo con certeza, la certeza de que los queremos.
  • Prevención: la consecuencia de la desatención a la infancia, a la adolescencia y a la juventud, es la transmisión intergeneracional de la pobreza y varios de los programas a los que tantos apoyos necesarios tenemos que dedicar (toxicomanías, atención primaria, empleo, personas sin hogar, etc.).
  • Puente: si ya existía una brecha, un boquete… Ahora va ser mayor y nuestros chicos lo van sentir de una forma más sensible… Más insensible. Seamos testimonio, ahora más que nunca, que acerque las distintas realidades, seamos puentes que salven precipicios.
  • Reinvención: Ante las preguntas: respuestas, y para dar respuestas: reinventarse. Nos toca cambiar nuestro modelo social, cambiarnos de ropa. En época de distanciamiento, tenemos que estar más cerca que nunca de nuestros chicos, y admirar lo mucho que cada chaval tiene dentro, con la ternura y el cariño de Jesús.
  • Perspectiva: no pongamos parches, hagamos otra cosa: recojamos los cuatro puñetazos anteriores para crecer, para ser futuro, desde el presente. Más que nunca, trabajemos con las familias, con los centros educativos… Y desde nuestras parroquias. Sigamos creyendo en la Resurrección, a puños y ojos cerrados.

Todo va a cambiar, pero adelantémonos: hagamos que nuestra gente no deje de sentir nuestro abrazo.  #CadaGestoCuenta